jueves, 9 de mayo de 2024

Cine, Tecnología y Ética


Manejamos la percepción general de que la tecnología nos aporta mejoras que contribuyen a avanzar en el estado del bienestar. En consecuencia, hablamos de cambios que pueden afectar a una gran mayoría de la población. Y damos por sentado que el control de esas tecnologías está regido por unos principios éticos que salvaguardan el buen uso de los avances tecnológicos. 

La ciencia ficción, tanto en sus expresiones literarias como cinematográficas nos ha ido proporcionando claves, a lo largo del tiempo, de cómo los avances tecnológicos se van integrando en la sociedad y por tanto mejorándola. De esta manera hemos podido ir vislumbrando la manera en que los avances de áreas como la inteligencia artificial, la robótica o la digitalización se han ido incorporando a nuestras vidas. 

Sin embargo, si rastreamos en el caso concreto del cine, la representación de la relación entre la raza humana y las tecnologías inteligentes suele proyectarse con frecuencia, en forma de distopías que anuncian un futuro poco alagüeño. Es en el caso de algunas de las películas más valoradas en el campo de la ciencia ficción.

En concreto '2001. Odisea en el espacio' (Stanley Kubrick, 1968) y 'Blade Runner' (Ridley Scott, 1982). '2001. Odisea en el espacio', es posiblemente la mejor película de ciencia ficción de la historia del cine. En ella asistimos a la evolución de la raza humana desde los simios hasta los viajes interplaneatarios. En este proceso, asistimos al enfrentamiento entre el super-ordenador Hal 9000, que a bordo de la nave tripulada Discovery, gestiona el viaje al planeta Júpiter. El ordenador, en un momento dado, trata de eliminar a toda la tripulación, porque no puede asimilar que ha tenido fallos en su sistema, según analizan los astronautas de la nave. Algo que es inaceptable para Hal 9000. Hablamos por tanto, de inteligencias artificiales que incorporan sentimientos y conciencia, rasgos propios de las inteligencias avanzadas. 

En el caso de 'Blade Runner', la película nos propone una situación en la que los humanos han creado humanoides llamados Nexus-6 (robots biológicos con una inteligencia que replica a la humana) programados para ser desconectados a los cuatro años, y dedicados a realizar tareas duras y peligrosas, sustituyendo a los trabajadores humanos. Estos replicantes que en principio, deben regirse por las tres leyes generales de la robótica o leyes de Asimov (1.Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño. 2.Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley. 3.Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o la segunda ley); se rebelan al tomar conciencia de su existencia, anteponiendo su supervivencia por encima de las normas. 

En definitiva, el cine nos alerta sobre la complejidad de las relaciones entre personas y máquinas inteligentes cuando entran en juego cuestiones éticas, que se vinculan a la toma de decisiones trascendentes. 

Para ampliar la información sobre la relación entre Cine, Tecnología y Ética, puede consultarse un interesante texto elaborado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el siguiente enlace.


No hay comentarios: