El año 2020 que ahora termina ha sido el periodo en
el que se ha iniciado en España el despliegue de las redes móviles 5G. Esta
tecnología que progresivamente se irá incorporando a nuestra realidad cotidiana,
permitirá una alta capacidad de conectividad, mejorando exponencialmente la
actual. Las redes 5G permiten que los dispositivos se conecten entre sí
directamente de una forma más eficiente y con un menor gasto de energía. Esto
va a implicar el flujo de una ingente cantidad de datos procesados con
herramientas de big data, que se
traducirán en servicios gestionados por sistemas de Inteligencia Artificial. La
consecuencia será el desarrollo de nuevas realidades en el marco del denominado Internet de las cosas, como las smart cities (ciudades inteligentes), la
domotización de los hogares, la gestión autónoma del tráfico de vehículos en
todas sus escalas, etc. La eliminación en la práctica de la latencia, tiene
como consecuencia que las comunicaciones serán casi instantáneas, lo que
aligerará el consumo de los dispositivos digitales, dando lugar a lo que se ha
denominado “evaporación del hardware”, al reducirse los requerimientos de los
equipos. Otra consecuencia relevante de estos cambios es que nuestra privacidad
se verá reducida, al producirse una cesión voluntaria de nuestros datos para
acceder a los servicios prestados por estas tecnologías.
El objetivo declarado por el Gobierno es que en 2025
exista en España una cobertura del 5G, para el 75% de la población, para lo
cual ya está consignando partidas económicas específicas, bajo el marco del
llamado Plan de Conectividad.
En el ámbito educativo con la tecnología inalámbrica
5G, se abren las puertas a la alta conectividad y con ello se expande la capacidad
de las escuelas para gestionar la realidad educativa desde una nueva
perspectiva. Con las redes 5G va a cambiar no solo la forma de almacenar la
información, sino también la ubicación de los datos en las escuelas. Ya que,
con una latencia mínima en el acceso, ya no será necesario invertir en equipos
informáticos costosos dentro de las instituciones, sino que, todo se podrá
almacenar y procesar directamente desde la nube. El acceso a tecnologías como la
Inteligencia Artificial, la Realidad Aumentada o la Realidad Virtual serán más
factibles.
Las redes 5G deben representar una oportunidad para
disminuir la brecha digital. Esto implica que las inversiones en la enseñanza
pública deben cubrir convenientemente aspectos como la actualización de las
infraestructuras, la formación digital del profesorado, el desarrollo del
software educativo, etc.
Es una realidad generalizada que la dureza de la
pandemia global que sufrimos ha forzado a los sistemas educativos a integrar el
formato virtual en sus modalidades de enseñanza. No se trata de una alternativa sustitutiva pero sí complementaria a la formación presencial y ha llegado para quedarse. Por tanto, es relevante asegurar
un nivel óptimo de calidad en la conectividad, a través de unas
infraestructuras que resulten sostenibles en el tiempo.