Noam Chomsky es profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Reconocido
lingüista, filósofo y antropólogo social, es un brillante analista de los
asuntos contemporáneos. Sus propuestas y valoraciones pueden considerarse en muchos aspectos
radicales, dándole a este término un sentido necesario. En tiempos de crisis
como los actuales, más que nunca hay que preguntarse qué es lo que no funciona,
lo que se ha degradado o corrompido, y también hacia dónde debemos caminar o
buscar.
Es frecuente encontrar nuevas obras suyas en las librerías
ya que se trata de un escritor prolífico, preocupado por las consecuencias de
la aplicación de un modelo capitalista a escala global. Sus propuestas sobre
educación están fundamentalmente recogidas en la obra La (des)educación, que
ha sido reeditada en España, y donde critica fundamentalmente los sistemas
educativos institucionalizados.
Sobre la idea de que en nuestras escuelas occidentales se
enseñan los valores democráticos, Chomsky argumenta que lo que realmente
predomina es un modelo colonial de enseñanza, diseñado para formar profesores
cuya dimensión intelectual queda devaluada y sustituida por un entramado de
procedimientos y técnicas; un modelo que impide el pensamiento crítico e
independiente. Raramente se insta a los estudiantes a que descubran la verdad
por sí mismos. Chomsky hace hincapié en que es fundamental que los profesores
deben ser intelectuales auténticos, con capacidad de análisis y criterio
fundado, que denuncien la hipocresía y las injusticias sociales, de esta manera conseguirán
que los estudiantes conozcan los verdaderos valores de la democracia y la
solidaridad social y sean capaces de pensar por sí mismos, y por tanto libres en un sentido auténtico. Desde esta perspectiva, las
bases de la formación del profesorado se revelan como fundamentales para un
sistema educativo verdaderamente democrático.
En los textos sobre la educación recogidos en la obra
mencionada, Chomsky critica el adoctrinamiento de los sistemas educativos que
tratan de orientarse hacia una formación de carácter vocacional, con estudios
costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de
conformismo. Como alternativa Chomsky defiende una opción que toma como
referencia una tradición que proviene de la Ilustración. Desde esta
visión, la educación debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes; a que
lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a
hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y
repetirla.
Existe una lucha constante entre estos dos enfoques, en las
universidades y en las escuelas. En un caso, a los alumnos se les entrena para
pasar exámenes, en el segundo para la investigación creativa. Son dos maneras
ver el mundo. Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a
la gente adoctrinada, sin que hagan muchas preguntas, realizando la función que
se les ha asignado y reservando los sistemas de poder y autoridad.
Chomsky nos plantea que son opciones que tenemos que elegir,
sin importar nuestra posición en el sistema educativo, como profesores,
estudiantes, o agentes externos, tratando de darle forma, tal como consideremos
que debe hacerse.