La relación del cine español con la Guerra Civil (1936-1939) ha sido extraña, de manera que no se ha planteado casi nunca una aproximación que permitiera entender de manera objetiva las raíces del conflicto. La guerra ha estado presente en muchas películas españolas pero de manera indirecta. Ha sido el fondo de muchas historias, ha proyectado sus sombras en relatos que se estaban ocupando en realidad de otras cosas. La mayoría de las películas que se han hecho sobre la Guerra Civil han aplicado una mirada apaciguadora. Hablan de la guerra como si perteneciera al pasado, y no está tan claro que sea así. Vicente Sánchez-Biosca, autor del libro Cine y Guerra Civil española. Del mito a la memoria (Alianza, 2006), afirma que "la memoria de la Guerra Civil se ha confundido con la memoria de la represión franquista y ello ha mistificado mucho las cosas".
José Luis Cuerda con el apoyo de Rafael Azcona en su último trabajo como guionista antes de su fallecimiento, ha trasladado al cine dos de los relatos del libro de Alberto Méndez publicado con el título de los Girasoles ciegos. El film estrenado con el mismo título, que hace referencia a un pasaje bíblico, presenta de una manera realista y descarnada la dura vivencia de un intelectual y su familia que es perseguido no por lo que ha hecho, sino por lo que piensa.
La acción transcurre en el año 1942 en Orense (el relato literario se sitúa en Madrid). Un diácono ahora dedicado a la enseñanza que ha luchado durante la guerra en las filas franquistas se siente atraído por la madre de uno de los niños que acude al colegio; la madre es aparentemente viuda, pero su marido, un maestro de escuela, se esconde en su propia casa por temor a las represalias de los vencedores de la guerra.
El novelista Ignacio Martínez de Pisón, muy interesado en la temática de la Guerra Civil, sobre la que ha escrito obras tan estimables como "Enterrar a los muertos" o "Dientes de leche", recalca que en la obra de Alberto Méndez sobresale la "mitificación del perdedor, del derrotado", pero de los perdedores en los dos bandos. Tanto la obra literaria de Alberto Méndez, que constituye la primera y única obra publicada, antes de su prematura muerte acaecida en 2004, a la edad de 64 años, como la película de José Luis Cuerda deben ser valoradas como aportaciones necesarias, útiles para luchar contra el olvido de una tragedia generada por un golpe militar que derrocó al gobierno de la II República española, y que ha marcado para siempre nuestra memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario