El carácter comercial del software que utilizamos en nuestras computadoras y herramientas digitales es una realidad relativamente reciente. Hasta no hace demasiado tiempo era un valor añadido que los proveedores de tecnología (hardware) ofrecían a sus clientes. En ese contexto, los programadores y desarrolladores de software compartían sus programas y no fue hasta los años 70 cuando las compañías comenzaron a ofrecerlos bajo licencia, forzando a los usuarios a utilizarlos sin posibilidad de cambio.
Según un estudio realizado por Red Hat, del que veo una referencia en la revista 'Computerworld', sobre la adopción del open source entre 75 países de todo el mundo, España es el segundo país en la adopción de tecnologías de código abierto, sólo por detrás de Francia, y por delante de países como Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. Este desarrollo se debe, en gran medida, a la implantación que está teniendo en el sector público, que ha ido incorporando, durante los últimos 10 años soluciones tecnológicas basadas en software libre. Así, administraciones regionales como la Junta de Extremadura o la Junta de Andalucía han articulado sus políticas de impulso de la Sociedad de la Información sobre el uso de tecnología libre.
La comunidad de software libre nacional participa en proyectos destacados como Debian, Gnome o Netfilter. El software libre ha sido empleado en programas de alfabetización digital, respaldado por las administraciones públicas. La adopción del open source está más generalizada en sectores como el sector bancario, telecomunicaciones, distribución o turismo, según el citado estudio.
El software libre hace referencia a la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, estudiar, cambiar, distribuir y mejorar dicho software; sin embargo, no siempre ha de ser gratuito ya que, aunque conserve su carácter de libre, puede ser distribuido comercialmente. El hecho de que el software libre sea desarrollado en comunidad, y a escala mundial, garantiza que expertos y desarrolladores de todo el mundo están poniendo sus innovaciones al servicio de estos desarrollos.
Conviene aclarar la diferencia entre el software libre y el software open source que, aunque comparte muchas características con el software libre, es cualitativamente diferente. Este último hace especial hincapié en los aspectos morales o éticos del software (libertad de modificar, distribuir, etc.), siendo el aspecto técnico algo secundario. Por su parte, el open source ve la técnica como objetivo, siendo la compartición del código fuente un medio para dicho fin.
De acuerdo con la Free Software Foundation, el software libre debe ser gestionado en base a cuatro principios que deben ser respetados. En concreto se refiere a cuatro libertades de los usuarios: 1.- Libertad de usar el programa con cualquier propósito. 2.- Libertad de estudiar el funcionamiento del programa y adaptarlo a sus necesidades. 3.- Libertad de distribuir copias con el fin de ayudar a otros usuarios. 4.- Libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras, de forma que toda la comunidad se beneficie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario