Leo en The New York Times un artículo firmado por Brooks Barnes en el que se describe una práctica habitual de las grandes corporaciones dedicadas al negocio del ocio, y en concreto que realiza la multinacional Disney. Se trata de una línea de actividad dedicada a investigar lo que mueve e interesa a los niños y adolescentes para crear nuevos productos y así mantenerse como líderes del entretenimiento infantil y juvenil.
En concreto, la antropóloga Kelly Peña y su equipo ha realizado un estudio durante 18 meses observando a niños poco comunicativos de entre 6 y 14 años. Los resultados de este trabajo han aportado algunas de las claves en las que se apoya la distribución de nuevos productos. Se trata de Disney XD un nuevo canal de televisión por cable especializado en el público infantil y adolescente; y una página web (disney.go.com/disneyxd). Las características que hace peculiares a esta oferta de productos es que son el resultado de la aplicación de las conclusiones a las que han llegado estudios como el de Peña. Se trata de cuestiones comprobadas que luego se trasladan a los programas y juegos, como que los chicos se identifican con los protagonistas que se esfuerzan por mejorar. No se trata tanto de ser imbatible, por ejemplo en el deporte o los juegos, como de compartir pequeños logros. Así ocurre con los personajes de la serie Aaron Stone o en los juegos de la página web Disney XD.
Las empresas como Disney no suelen dar a conocer que llevan a cabo este tipo de estudios para evitar la idea de que sus ofertas de ocio están manipuladas al basarse en estudios psicológicos o antropológicos en los que se descubren tendencias o intereses que luego se explotan en productos comerciales. Investigaciones cuyos resultados son aplicados a situaciones de laboratorio donde se preparan los ganchos emocionales que se integran en los juegos y películas de entretenimiento infantil. Si se acierta con un programa de éxito en la televisión por cable se pone en marcha la maquinaria de la factoría que va generando la comercialización de productos, la representación de la obra en teatros y el rodaje de una película. Puede ser el caso del fenómeno mediático diseñado en torno a Hannah Montana.
Otro tipo de datos que Disney maneja también son utilizados para reorientar la oferta buscando mayores cuotas en sus cuentas de resultados. Así, la audiencia de Disney Channel es mayoritariamente femenina (60%). Parece más complicado captar la atención de los chicos, ya que parece comprobado que durante su tiempo libre cambian de actividad más rápidamente que las chicas, y pasan de hacer deporte a ver la televisión o a jugar con la videoconsola. El que las chicas estén más dispuestas a hablar o interesarse por los sentimientos, más allá de un tópico parece ser cierto.
Otra de las conclusiones a la que ha llegado el estudio de Peña es que los chicos de diferentes culturas y mercados estarían interesados por un canal de televisión que "sea divertido con un propósito."
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