Hoy quiero hacer una referencia singular a “Il Divo”, película italiana dirigida por Paolo Sorrentino, que he tenido la oportunidad de ver en el pasado Festival de Cine Europeo de Sevilla. Se trata de una película de gran atractivo por diferentes conceptos y que además ha acaparado el interés de los asistentes al Festival.
Este filme ha obtenido el Premio Especial del Jurado en la última edición del Festival de Cannes. Y ha sido reconocido con cinco nominaciones a los Premios de la Academia de Cine Europeo. La película se propone presentar un retrato de Giulio Andreotti, el político más importante de la segunda parte del siglo XX en Italia. Personaje sombrío, líder de la Democracia Cristiana, 25 veces ministro, 7 veces presidente del Consejo, juzgado por corrupción sin llegar a ser condenado.
El filme está estructurado como una gran ópera bufa en la que todos los personajes son reales, de hecho aparecen sus fichas incluyendo hasta los motes y alias. La música asume un papel central en la conducción de la narración, resultando ésta, a la vez barroca y ágil.
El actor Toni Servillo interpreta de manera brillante al político italiano aportando una visión caricaturesca que canaliza el corrosivo sentido del humor que transpira toda la película; elemento fundamental sin el cual la biografía del personaje retratado sería insoportable. Las cloacas del poder y sus hacedores desfilan continuamente por esta película llena de hallazgos formales y con un mensaje durísimo sobre la corrupción del poder y sus consecuencias. Imprescindible su visión.
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