Hedy Lamarr , la actriz que inventó el Wifi



He visto recientemente el documental “Bombshell, the Hedy Lamarr Story” (2017), dirigido por Alexandra Dean, donde se describe la trayectoria vital de esta famosa estrella de Hollywood, que triunfó en los años 40 y 50 del siglo pasado. Nació en Viena en 1914, y su vida desde el principio fue poco convencional.  Su belleza deslumbrante la llevó a triunfar en la meca del cine, pero su historia, que ella narra en su autobiografía (Éxtasis y yo, Notorious Ediciones) es el reflejo de una persona decidida, muy inteligente y con una gran capacidad de iniciativa. Hija única de un banquero y una concertista de piano, en el colegio destacó por su brillantez intelectual. Abandonó sus estudios de ingeniería para cumplir su ilusión de ser actriz. Con 18 años protagonizó en Checoslovaquia la película Éxtasis (1933), fue el primer filme en mostrar el rostro de una actriz durante un orgasmo, lo que dio pie a un gran escándalo y la prohibición para ser proyectada. Poco después se casó con Fritz Mandl, magnate de la empresa armamentística, y cercano a los intereses del nazismo. Disconforme con ese matrimonio, en 1937 huyó a París con un plan digno de una película de espionaje. Después se trasladó  a Londres donde embarcó en el trasatlántico Normandie, con destino a Estados Unidos, sin apenas hablar inglés. En este viaje coincidió con el productor de películas Louis B. Mayer que le ofreció un contrato en Hollywood por siete años. Trabajó a las órdenes de grandes directores como King Vidor (Camarada X, 1940), Jacques Tourneur (Noche en el alma, 1944) o Cecil B. DeMille (Sansón y Dalila, 1949). Protagonizó una treintena de películas; estuvo cerca de interpretar al personaje de Escarlata en Lo que el viento se llevó y rechazó el papel que hizo Ingrid Bergman en Casablanca. Como curiosidad, su llamativo rostro sirvió de inspiración para crear el de Blancanieves para la película de Walt Disney.

Su inquietud intelectual, vinculada a su interés en colaborar con la causa aliada en contra de los nazis durante la II Guerra Mundial, fomentó su faceta de inventora. En 1941 inscribió la patente de un método de comunicación destinado a la industria militar. El invento conocido como ‘salto de frecuencia’ consistía en que tanto el emisor como el receptor de una señal cambiaban de frecuencia emitida secuencialmente, siguiendo un patrón aleatorio, evitando así que esa señal pudiera ser interceptada. De esta manera sin conocer el código de cambio de canales, la señal no podía ser reconstruida. Los mensajes o señales se basaban en un código binario. Hedy Lamarr desarrolló esta idea en colaboración con George Antheil, pianista y compositor norteamericano, admirador de Stravinsky. Ambos utilizaron como referencia una cinta de pianola que permite marcar 88 señales, correspondientes a las 88 teclas del piano. En el dibujo del transmisor que consta en la patente, se representan 7 condensadores para poder transmitir en siete frecuencias, en tanto que el receptor solo dispone de 4 condensadores para sintonizar las frecuencias útiles. Los tres canales restantes emiten señales falsas, que no pueden ser sintonizadas por el receptor propio, y están destinadas al engaño del adversario. La idea inicial era proteger las señales que dirigen los torpedos a distancia, lanzados desde buques de guerra. El 10 de junio de 1941 presentaron ambos la solicitud de patente con la denominación: ‘Secret Communication System’, que les fue concedida el 11 de agosto de 1942, cuando Estados Unidos ya había declarado la guerra a Japón y Alemania. La patente interesó a los militares norteamericanos, pero estos pensaron que el sistema no era demasiado apto para ser colocado en un torpedo, y finalmente no lo desarrollaron. Por tanto, no se utilizó durante la II Guerra Mundial, pero años después el ejército lo aplicó en 1962, durante la crisis de los misiles en Cuba ya que la fuerza naval enviada por los Estados Unidos empleó la conmutación de frecuencias para el control remoto de boyas rastreadoras. Y años después, se adoptó la misma técnica en el sistema norteamericano de defensa por satélite (Milstar).


En la actualidad, muchos sistemas orientados a voz y datos, tanto civiles como militares emplean sistemas de banda ancha, entre ellos todas las tecnologías inalámbricas de que disponemos hoy. Así, el Wifi o el BlueTooth tan presentes en nuestras vidas, se basan en el cambio aleatorio de frecuencia, inventado por Hedy Lamarr, que sin duda fue la pionera de esta tecnología. Nunca obtuvo ingresos por la patente, ya que formalmente caducó sin ser utilizada, pero en el documental antes mencionado un hijo de Hedy Lamarr demuestra que la marina estadounidense sí aplicó la patente antes de que caducara. Hedy Lamarr falleció el 19 de enero de 2000 en Altamonte Springs, Florida (Estados Unidos). Como última voluntad pidió que parte de sus cenizas se esparcieran por los bosques de Viena, cerca de su casa natal.

Enlace a la web oficial de Hedy Lamarr: https://www.hedylamarr.com/

Comentarios

Aylen Sheelag ha dicho que…
Me ha parecido una noticia muy interesante y de la que no tenía oídas. Me ha recordado mucho a una historia de película mujer de clase humilde va en busca de sus sueños hasta que se convierte en una gran estrella…
Con esta noticia podemos ver claramente como las tecnologías no son cosas de ahora. Es toda una revolución lo que esta señora ideó un método de comunicación con el que el emisor y el receptor de una señal cambiaban de frecuencia emitida secuencialmente, siguiendo un patrón aleatorio, evitando así que esa señal pudiera ser interceptada.
Es de suponer que en los años 40 esto supuso una auténtica revolución, pues a la vista está que fue de interés.
Nunca hubiera llegado a pensar (de hecho no tenía idea de su funcionamiento) que por ejemplo el Wifi o el BlueTooth tan presentes en nuestras vidas, se basan en el cambio aleatorio de frecuencia, inventado por Hedy Lamarr, que sin duda fue la pionera de esta tecnología.
Por último, me he alegrado mucho de poder conocer esta noticia y, sobre todo, saber que detrás del origen de todo está una mujer, pues ahora que estamos en una sociedad en la que la mujer va adquiriendo más reconocimiento es necesario que otras muchas como Hedy Lamarr deberían hacerse eco.
Unknown ha dicho que…
Me parece una idea revolucionara lo que inventó Hedy Lamarr, ''el llamado salto de frecuencia'', un instrumento que sin duda para la industria armamentística fue imprescindible. Ese concepto de cambiar la frecuencia de onda para que así el mensaje entre receptor y emisor no sea interceptado es algo asombroso, como dice en el texto, a la hora de lanzar un misil, también es aplicable a éste para no saber su trayectoria. Sin duda una genialidad por parte de esta gran mujer.
Unknown ha dicho que…
Me alegra saber de esta noticia, pues no tenía constancia de ello. Me ha resultado realmente interesante que a través de códigos binarios se logre esto y sobre todo, que sea una mujer. Pues hoy día su figura necesita de reconocimiento, pues no todo lo relacionado con el ámbito tecnológico es cosa de hombres, aquí tenemos un claro ejemplo de ello.
Laura Lopez ha dicho que…
Parece raro o poco común que Hedy Lamarr una actriz de Hollywood a principios del siglo XX, fuera la impulsora de algo que hoy en día es tan necesario en nuestras vidas, el WiFi. Gracias a su patente de un método de comunicación y de numerosos estudios sucesivos dio lugar a la red wifi o bluetooth tan presentes en nuestros días. Y aunque nunca obtuvo ingresos por la patente sentó las bases para lo que vendría después.

Entradas populares de este blog

La educación según Noam Chomsky

Dibujos animados para hacer pensar a los adultos

Clint Eastwood