No es país para viejos

No es país para viejos es un título que suena algo forzado en el idioma español. Se trata de una traducción literal del título de una excelente novela de Cormac McCarthy, y también de la última película de los hermanos Coen. Sin embargo, es un título acertado, ya que recoge dos componentes fundamentales del relato. El país evidentemente es Estados Unidos, en su versión más truculenta y sombría, y el viejo que nos cuenta la historia desde su punto de vista, es un veterano sheriff, perplejo y superado por la realidad violenta que le rodea y no llega a comprender.
Cormac MacCarthy (Rhode Island, 1933) considerado por la crítica como unos de los mejores escritores norteamericanos contemporáneos, ha ganado con su novela La carretera el Premio Pulitzer de ficción en 2007.
En No es país para viejos, publicada en 2005, McCarthy muestra la cruda realidad del mundo fronterizo, tanto real como metafóricamente en el que vivimos hoy. Lo hace con una escritura concisa de frases breves y diálogos memorables que sugieren dudas sobre la naturaleza del ser humano, sobre su lado más oscuro e inquietante. Un relato que explora el lado marginal, delictivo, donde ya no se encuentran valores ni comportamientos éticos. Un mundo de enfrentamientos sin normas, donde solamente vale eliminar al adversario.
En la novela de McCarthy, el lector accede al relato a través del diálogo interior del sheriff Bell, personaje interpretado en la pantalla por Tommy Lee Jones. McCarthy habla del ocaso de la ética del cowboy y de la emergencia de su sustituto: el depredador sin moral, con una conducta arbitraria –resuelve sus dilemas con una moneda al aire-, y aniquladora.
Los hermanos Ethan y Joel Coen para visualizar esta historia han dirigido sus miradas hacia el Lejano Oeste americano, en su versión spaghetti western, incorporando toda su violencia gratuita y sus paisajes desolados como elementos narrativos. No se trata de un western crepuscular, sino de un western deconstruido, lo que queda cuando el western, entendido como una moral y una épica, ha dejado de existir.
La historia comienza cuando Llewelyn Moss, un cazador y ex-marine en Vietnam, encuentra varias furgonetas abandonadas, rodeada de cadáveres. Dentro de los vehículos permanece una partida de heroína y poco después descubrirá más dos millones de dólares en efectivo. Cuando Moss decide quedarse el dinero, comienza una persecución, ligada a una catastrófica cadena de violencia sobre el rastro de sangre que deja el botín, robado de una operación fallida de narcotráfico en los confines entre Texas y México. Ni siquiera la ley del Sheriff Bell puede contener toda la furia desatada por una persecución enloquecida.
Uno de los grandes aciertos de la película ha sido disponer de un reparto ecléctico y de calidad que encabezan Tommy Lee Jones en el papel del sheriff y Josh Brolin como el cazador del botín. Javier Bardem asume el papel del asesino a sueldo Anton Chirgurh, contratado por un narco para recuperar el dinero. Es un personaje que actúa como epítome de la maldad, que elimina a sus víctimas utilizando un instrumento de matadero industrial, y que confiere al film una atmósfera de desasosiego. Bardem dota a su personaje de un carácter sobrenatural, fantasmagórico, que queda corroborado en el sorprendente final. Permanentemente vestido de negro y con el pelo a lo “Principe Valiente”, -uno de los rasgos del humor negro que transita por la película-, el actor español da vida de manera muy convincente a un personaje terrorífico, que disemina el mal allá por donde pasa, y que no para en medios para recuperar el citado botín.
En la 80ª Ceremonia de los Oscar de este año 2008, No es país para viejos ha conseguido cuatro premios a la mejor película, mejor dirección, mejor guión adaptado, y también al mejor actor secundario para Javier Bardem. Es sin duda un excelente colofón para una película multipremiada y de gran calidad, aunque posiblemente no supere a otras obras de los hermanos Coen, como Fargo, que también obtuvo un Oscar al mejor guión original, Muerte entre las flores o Barton Fink.

Comentarios

Carmen Aranda ha dicho que…
Intentaré hacer una analogía - es decir un riesgo - entre la película de los hermanos Cohen y las tecnologias digitales. El título "No es país para viejos" sintetiza la cruda realidad que no comparte y le escapa al sheriff interpretado por Tommy Lee Jones: "I feel too old for this" le dice al amigo de su papa, ya más en el final de la peli.
Pues qué sentimiento les provocará a los más mayores el uso de las tecnologias digitales, si es que sí las usan o lo intentan? Pienso en el esfuerzo a nivel macrocognitivo que tendrá que ser para un anciano pinchar el ordenador, luego pinchar el enlace de la red para conectarse, buscar más otra conexión, de esta vez a un software de comunicación vocal para hablar con un hijo suyo que vive lejos, en otro país. Y luego se le cae la comunicación, o la voz tarda a llegar... su timing es otro. ?Qué podemos hacer, nosotros profesionales de la enseñanza-aprendizaje, para lograr que estas herramientas digitales sean utilizadas por los más mayores como medio para estaren de hecho inseridos con igualdad de habilidades en la actual sociedad de la comunicación?

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