viernes, 25 de enero de 2008

Tecnologías, educación y visiones simplistas

La presencia de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el mundo de la educación es hoy una realidad incontestable, y las posibilidades, ventajas o resultados de esta presencia ha pasado a ser una cuestión de primera línea en los análisis de los expertos, las prioridades de las administraciones educativas o los cambios en la situación de los docentes. Cabría calificar de incesante la avalancha de iniciativas empresariales, congresos sobre enseñanza, políticas educativas, programas esponsorizados por las grandes corporaciones informáticas, etc., que una y otra vez insisten en la mejora de la enseñanza propiciada por la presencia de las tecnologías en las aulas.
Lo que no está en cuestión es la enorme trascendencia de la educación en la formación de las personas y la evolución de los pueblos. Las TIC han revolucionado la economía, los sistemas de comunicación, las referencias temporales e incluso las formas de hacer política. Se trata de cambios importantes y que en muchos casos, simplemente han llegado, están aquí y se han asumido sin más. Las tecnologías están en la calle regulando el tráfico, protocolizando el uso de nuestra tarjeta de crédito o dentro de nuestro hogar.
En el caso de la educación todas las decisiones que se tomen deben estar basadas en la reflexión. Se trata de un ámbito demasiado importante, demasiado trascendente como para no hacerlo así. Sin duda la incorporación de las TIC a la educación está fuertemente vinculada a intereses económicos, lo que puede ser problemático cara a la reflexión exigida. Sin embargo, es necesario incorporar más elementos para una toma de decisiones correcta. Otro aspecto que siempre debería respetarse es que la incorporación de tecnologías, debe ser consecuencia de una demanda del profesorado, no una imposición. Está fuera de dudas que las TIC tienen un potencial que puede aportar ventajas y mejoras a los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero es el criterio de los docentes el que debe avalar esos cambios en positivo.
La necesaria confianza del profesorado y los gestores educativos debe buscar un importante apoyo en el debate, en el intercambio de ideas y en la consecución de conclusiones propias, no sobrevenidas. No parece aconsejable, por la trascendencia de la educación, hacer análisis inocentes, ya que el nudo de intereses que se mueven en estos terrenos es altamente complejo. Así, la relación entre educación, tecnología y política determina muchas decisiones, en función del enfoque que se adopte.
Pongamos un ejemplo referido a una iniciativa muy seguida por los medios de comunicación en todo el mundo. Se trata de un proyecto presentado en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), por iniciativa de Nicholas Negroponte, cofundador del 'Media Lab' del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) consistente en desarrollar portátiles basados en software libre, a un precio de 100 dólares que puedan llegar a los niños de todos los rincones del mundo.
La presentación por parte de Nicholas Negroponte hace unos meses en España de dicho proyecto denominado “Un portátil para cada niño”, acompañado de José María Aznar, en los cursos de verano 2007 de la Fundación Faes, ha generado una respuesta en clave de análisis por parte del Instituto de Recursos e Investigación para la Formación (IRIF), con sede en Barcelona, y con 30 años de experiencia en el mundo de la educación. Dicha valoración queda reproducida a continuación:
1. La visión que presenta Nicholas Negroponte de la educación es simplista, puesto que iguala la información a la educación, ignorando el proceso de elaboración intermedio necesario para conseguir que los contenidos que se presentan tenga como consecuencia un verdadero aprendizaje. 2. Como consecuencia de la primera consideración, este proyecto intenta dar respuesta a lo que consideran que es la educación: la adquisición de conocimientos (saber), aparte de los otros tres objetivos principales de la educación: saber hacer, saber ser y saber convivir. 3. La solución que se presenta, desde el proyecto “Un portátil para cada niño” destinado a los niños de los países más desfavorecidos, se basa sólo en la producción de un hardware aparentemente asequible y con una posible conexión a Internet. Desde IRIF, no creemos en la solución simplista que supone la introducción casi indiscriminada de ordenadores para favorecer la educación sino que, tal y como sucede en otros ámbitos (automovilístico, médico, etc.), no se introduce un ordenador estándar sino que se desarrollan elementos informáticos (hardware y software) específicos para las necesidades detectadas.
La alternativa para introducir una informática educativa a la escuela, tal y como constatamos desde nuestro Instituto y de las investigaciones científicas en este campo, debe pasar por soluciones específicas para cada necesidad expresada por los diferentes colectivos del mundo educativo (alumnado, educadores y familias), para dar una respuesta informática para cada una de las necesidades detectadas.
Así, no creemos que la introducción de los PC de manera sistemática en la escuela sea una solución educativa por ella misma, sino un elemento más dentro de un sistema de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) que solucione todas las necesidades educativas detectadas a partir de la suma de hardware, software y contenido.
Como podemos ver, toda iniciativa es susceptible de ser valorada desde distintas perspectivas. Aquí, se trata de considerar la visión que resulta más convincente desde una perspectiva personal. La educación exige implicación y compromiso. Un compromiso personal.

1 comentario:

Fianda Briliyandi dijo...

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